Calles sinuosas entre subidas y bajadas.
Calles cortadas.
Colores pasteles entre paredes dormidas.
Paredes encerradas de historias,
veredas que nos cuentan el pasar de las horas.
Pasares en huellas dormidas bajo estrellas.
Muros contenidos gritando en silencio.
Misterios invisibles a la cotidianidad.
Ciudad bipolar como la llama un amigo.
Se despierta a luz que enceguece,
en horas se pone melancólica mojando cada rincón.
Sin dudar de noche es otra,
a veces elegante e inquietante.
La esencia en almas vagabundas sale a transitar,
a alimentarse de idas y vueltas de humanidad,
de humanidad adormecida en sociedad.
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